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La perdiz blanca


El viernes 8 de octubre a las 20 horas, presentación de La perdiz blanca de Cecilia Bardají (Ediciones Libertarias) con la intervención, además de la autora, del profesor de literatura Luis Gómez

El sueño de ser escritora de una niña de 7 años “a golpe de ideas”

Cecilia Bardají y Luis Gómez, ayer en la Librería Anónima de Huesca.

Cecilia Bardají y Luis Gómez, ayer en la Librería Anónima de Huesca. | PABLO SEGURA
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La grausina Cecilia Bardají presentó ayer en Huesca su ópera prima, “La perdiz blanca”

La perdiz blanca es el título de la primera novela de Cecilia Bardají, una obra introspectiva con la que la grausina hace realidad el sueño de ser escritora que concibió secretamente cuando era una niña de siete años.

Myriam MARTÍNEZ

09/10/2010


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HUESCA.- La perdiz blanca es la historia de una niña que recurre a la imaginación para esquivar y evadirse de una realidad que le disgusta. Para la autora, constituye también la meta de un largo camino, la consecución de un reto desde el punto de vista intelectual y vital.

El profesor de Literatura del IES Ramón y Cajal de Huesca Luis Gómez presentó ayer la novela en un acto celebrado en la Librería Anónima, donde comenzó su intervención aportando algunos datos biográficos y académicos de la escritora.

Cecilia Bardají, natural de Graus, es licenciada en Filología Hispánica y Filología Inglesa, y cursó dos años de Bellas Artes. Actualmente es profesora de Lengua y Literatura en un instituto de Barcelona, y realiza exposiciones de fotografía y pintura. Además, Luis Gómez consideró que Cecilia Bardají es “poliédrica, multifacética, polivalente, pinta bien (la portada del libro es un cuadro suyo, inspirado en el Pirineo) y escribe todavía mejor”.

En su análisis de La perdiz blanca, el profesor Luis Gómez catalogó la obra como una “novela poemática” de dieciséis capítulos, excelentemente escrita, con un ritmo y unas cadencias notables, dotada de una gran sensibilidad y un lenguaje muy cuidado. Señaló que algunas partes de la obra son “más remansadas” y otras más rápidas, y que se aprecian las finas dotes de observadora de Cecilia Bardají, quien emplea potentes imágenes, comparaciones y metáforas en sus evocaciones.

La escritora combina la técnica descriptiva con la narrativa, sus personajes están muy bien caracterizados (física y psicológicamente) y, aunque se cuenta una historia compartimentada por capítulos, “no es una novela tradicional al uso”, señaló Luis Gómez. “Hay mayor simbolismo en este relato que en otros”, agregó.

El profesor no quiso desvelar el porqué del título y animó a los numerosos asistentes congregados en la Librería Anónima a extraer sus propias conclusiones. Prefirió centrarse en la protagonista del relato, una niña de un pueblo altoaragonés, que puede ver desde la ventana de su casa unas montañas muy concretas, el Pirineo. “Es consciente de que su madre oculta una enorme tristeza. Después se enterará de que su padre y su abuela paterna amargan la existencia a los hijos y a la madre”, expuso.

El progenitor aparece retratado con caracteres negativos, mientras que la madre es una víctima “callada, sumisa, objeto de la ira de su padre”.

El pueblo se identifica claramente, Graus, debido a las numerosas referencias geográficas y toponímicas, como los ríos Ésera e Isábena, que confluyen en este lugar en un puente de cinco ojos, el congosto (de Ventamillo), Monte Perdido, la Maladeta, Cotiella o el Turbón.

“La niña recurre a su imaginación, para evadirse de una realidad que no le gusta y es consciente de su poder imaginativo”, apuntó Luis Gómez.

Cecilia Bardají, por su parte, considera que la huida tiene un valor en sí, pero el hecho de que, como en este caso, además haya una búsqueda, “la búsqueda de algo quimérico para ayudar a superar una infancia tan complicada”, hace que el relato resulte más interesante. Observó que en su libro la acción no es lo más importante y explicó que había tratado de que el lenguaje fuera preciso, inusual pero no alejado del lenguaje llano y que fuera musical. También reconoció que dotar a la narración de una estructura le había resultado costoso, porque escribía “a golpe de ideas”, y señaló también que, como licenciada de Filosofía Hispánica e Inglesa, había incluido en su primer título su particular homenaje a autores españoles, ingleses y norteamericanos como Alfonso X, Garcilaso, Cervantes, Cernuda, Shakespeare y Hemingway.

Luis Gómez celebró la publicación del libro de Cecilia Bardají, precisamente en un año plagado de acontecimientos literarios, como la concesión del Premio Nobel de Literatura a Mario Vargas Llosa y el Nacional de Narrativa a Javier Cercas, y, en el plano negativo, el fallecimiento de Miguel Delibes, autor de un libro titulado, curiosamente, La perdiz roja. “Todo narrador ansía cumplir su sueño de publicar y de que lo lean. Así se cierra un ciclo y la obra está completa”, indicó.

“Para escribir -concluyó Luis Gómez-, hay que leer mucho, tener madera, voluntad de estilo, orden constructivo e imaginación. Además, Cecilia Bardají tiene sensibilidad y originalidad”.

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